Antes de nada una impresión personal que siempre me ha suscitado este monumento. Soy muy consciente de mi ignorancia en este y en muchos campos, por supuesto, pero al visionar esta foto cuyo cono a lo lejos, que representa con la iluminación al árbol de navidad, se me ha venido a la cabeza la idea totalmente admitida por todos, de que este proyecto arquitectónico produce una mezcla de estilos, bueno más que una mezcla orquestada estamos ante una irrupción de lo moderno frente a lo clásico, que impera en todo el entorno: Al igual que ocurre con la construcción de la Pirámide de Cristal en el Lovre de París, y reconoceréis conmigo que salvando las dimensiones y proporciones en esta imagen navideña nos depara alguna similitud con el monumento parisino. Y vaya por delante que en absoluto estoy en contra de estos hallazgos artísticos.
Estamos ante el proyecto sevillano que logró ampliar el centro de Sevilla desde la Campana a la plaza de la Encarnación. Hoy en día el turista que llega a la Campana, busca visitar las Setas de la Encarnación.
Esta zona ha sido objeto de continuos ensanches que han producido drásticos cambios en la estructura de la zona. En 1950 se le da mayor amplitud a la calle Imagen, tratándose de conectar la Puerta Osario con la Campana, como resultado se obtiene la actual plaza junto a la iglesia de la Anunciación, dando lugar al principio del fin del propio mercado, que ya se ubicaba por aquí , siendo habilitado tras el derribo en 1810 del antiguo convento que terminó dándole su nombre: la Encarnación.
En el centro de la plaza estuvo situada una antigua puerta de la desaparecida muralla abbadí de Isbiliya, puerta norte de la ciudad romana, concretamente la muralla se extendía desde Imagen a Laraña, delimitando los barrios de la Encarnación-Regina y de la Alfalfa.
En el centro de la plaza estuvo situada una antigua puerta de la desaparecida muralla abbadí de Isbiliya, puerta norte de la ciudad romana, concretamente la muralla se extendía desde Imagen a Laraña, delimitando los barrios de la Encarnación-Regina y de la Alfalfa.
Treinta y dos años después del derribo del antiguo convento agustino se inaugura el gran mercado central de la Encarnación, con 430 placeros, convirtiéndose en una vanguardista plaza de abastos, cuyas dimensiones convertían el proyecto en una pequeña ciudad murada dentro de la gran ciudad, y es que sus dimensiones se extendían por todo el espacio que hoy se conoce como la Encarnación.
Hacia los setenta la estructura no aguanta más y muchas naves comerciales se vienen abajo. En 1973 ante el estado de ruina del complejo y la galopante crisis que experimentaba el comercio de la zona, a ello también contribuye las inundaciones del Tamarguillo que motivan el éxodo de multitud de sevillanos de estos barrios, se produce el derribo de estas instalaciones, trasladándose los pocos puestos que aún sobrevivían a una esquina de la plaza, en lo que fue un mercado provisional que ha permanecido algo menos de cuatro décadas. Son años de desencanto en los que el solar que dominaba la zona, lejos de convertirse en un nuevo mercado se utilizaba para aparcar los coches. En 1990 se aprueba realizar un garaje subterráneo, pero como era de prever debido a la estratégica zona en la que estamos, ruinas romanas y árabes salieron a la luz, esto unido a la desestimación del nuevo mercado debido a la prioridad para destinar recursos a la inminente Exposición del 92, provocan la suspensión de estas obras. Y así continúa en los años posteriores, dominados por la depresión que siguió a la Expo, convirtiéndose en un campo de excavación rodeado de vallas que aportaban un paisaje lamentable, aunque es justo reconocer que de estos trabajos sale a la luz la conocida como colonia «Hispania», el yacimiento romano más importante de la ciudad. Consecuentemente se empieza a fraguar un proyecto en el que puedan exhibirse estos hallazgos. Las circunstancias demandaban un proyecto que consiguiera aunar memoria, el ocio y el comercio.
Estaba tomando cuerpo el parasol más caro de Sevilla: El Metropol. Proporcionando sombra a lo que un día fue el convento de La Encarnación.
Ni exageramos, ni nos llevamos a engaño si afirmamos que estamos ante el enclave del casco histórico de Sevilla donde más proyectos fallidos se recogen, quizás estemos ante la ubicación que más quebraderos de cabeza haya originado a las autoridades.
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