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El 21 de junio hará 43 años que ya que se fue Antonio Palacios, y hemos creído que es un buen momento para dedicar unas líneas a este pintoresco sevillano que todos lo conocían y siguen y seguirán sabiendo de él (entre quienes me incluyo) , como “EL PALI”.
No es intención el realizar una detenida biografía del cantaor, en ese caso sólo estaría transcribiendo el contenido de otras páginas más acreditadas que tratan acertadamente sobre el tema: https://franciscopalacioselpali.blogspot.com o https://pepecamacho.es/paco-palacios-el-pali En esta entrada daremos unas pinceladas sobre su afanosa vida y nos detendremos en algún aspecto y en anécdotas que se pueden encontrar por la web que nos ayudaran a conformar una idea del personaje tan singular y tan sevillano sobre el que vamos a fijarnos.
El 22 de mayo de 1928 nace Antonio Palacios, fruto del matrimonio entre un picador trianero: José Palacios Percio y una descendente de la saga torera de Los Gallos: Magdalena Ortega Miró, vecina del barrio de La Macarena. El arte y la sevillanía ya parecían venir de serie. En la humilde casa del céntrico barrio sevillano de La Casa de la moneda, concretamente en el número 6 viene al mundo, vive toda su vida en este céntrico barrio y se despide justo 60 años después exactamente (365 días, con algún que otro bisiesto x 60…). No amasó fortuna económica alguna, lo llevaba todo al día, no pretendía ser el más rico del cementerio, sólo aspiraba que en el lecho de su tumba luciera una bandera de España. Pero quiso vivir todos sus días lo más intensamente que pudo, como si no hubiera un mañana, sacando a pasear su arte que le otorgó el reconocimiento y la atención de compañeros de la profesión, intelectuales en general y entendidos del flamenco entre tantos. Antonio Burgos lo bautizó como “El Trovador de Sevilla”, "Ser sevillano y no ser palista es estar fuera de tono", sentencia Rafa Serna antes de explicar que, aunque nunca tuvo confianza con el artista, "infuyó en todos los que empezamos a componer después de él, sobre todo por su manejo de la sencillez. Innumerables han sido y siguen siendo al día de hoy los homenajes y reconocimientos a este erudito de Sevilla.
Suscribo unas líneas, que descubrí en…
Tiene muchos éxitos… Pero un día descubrí este vídeo y escucharlo me produjo un escalofrío… Jamás había escuchado algo así…Lo traigo aquí porque es impresionante… Irrepetible…Son unas sevillanas sin nombre… Da igual…Son de El Pali
Destacó en el cante de las sevillanas. Y luchó con ahinco por preservar la naturaleza autóctona de esta disciplina, asignándole una pureza que en su tiempo muchos compañeros querían cambiar, sobreentendiendo que habían aspectos que podían ser una entelequia del pasado.
Y lo consiguió, devolvió a las sevillanas al “pódium” del que nuca deberían haberse bajado.
Destacó en el colegio por sus buenas dotes como estudiante, aplicándose más en materia de dibujo. Aunque desde los 5 años ya arrastraba problemas de miopía.
De su época estudiantil le viene su apodo, que viendo su aspecto ya maduro pudiera parecer de guasa, y es que cuando era un mozo era delgado como un palillo.
En su juventud fue un gran aficionado al deporte, su miopía le causo muchos inconvenientes, que pudo sortear en el atletismo. Por eso eligió esta disciplina, siendo un correcto corredor de fondo, aunque bien es verdad corrió por toda la geografía española, nunca ganó nada reseñable. Llego a estar federado y su apariencia física nada tenía que ver con El Pali que todos conocemos, pero ya apuntaba maneras… valga esta anécdota para ratificar este comentario: “corriendo por el norte entre las comunidades de Cantabria y Asturias cuando el Pali marchaba el primero del grupo de sevillanos, lejos de la cabeza de carrera, concentrado en su carrera no perdía ápice de lo que pasaba a su alrededor. En un momento, divisó en uno de los márgenes de la carretera un venta repleta de gente. El Pali decidió aminorar la marcha y esperar al resto de su equipo. Ahí acabó la carrera para Francisco y sus compañeros. Decidieron pararse a comer algo en aquella transitada venta. Se acercó a una mesa y vio el guiso que estaban degustando y ni corto ni perezoso pidió un perol y se sentó en una mesa junto a sus compañeros. La carrera siguió trascurriendo, pero el Pali y los demás no tuvieron ni las más mínima prisa. Cuando terminaron de rebañar toda la salsa de la cacerola, se marcharon, no sin antes dejar su camiseta como forma de pago para que aquel ventero les dejara ir.” (https://lamuy.es/el-pali-atleta)
Otra de sus pasiones fue el ciclismo. La pasión por los pedales se la inculcó José Luis Segura, vecino del Pali de la Casa de la Moneda.
Su talante serio, su semblante frío, su rostro impávido acompañándolo con unas gafas “de culo de vaso” que escondían de alguna manera la mirada del artista, podían conferirle a quien no lo hubiera tratado el adjetivo de “sieso” y "malaje”, pero nada más lejos de la realidad, y como muestra de ello y de un ingenio siempre afilado ahí van algunas anécdotas del genio…https://sevilla.abc.es/sevilla/20130621/sevi-anecdotas-pali-sevilla-201306211028.html
“Una noche llegó a cantar en la Feria de un pueblo del Aljarafe. Al entrar en la explanada del aparcamiento, un aparcacoches cojo le condujo hasta donde había una plaza pegando unas camballadas enormes. Un lío. Porque los dos guitarristas que llevaba, Manolín Berraquero y Juan Reina, tenían el mismo problema. «A ver si ahora este tío se va a creer que nos estamos cachondeando de él», pensó el maestro. Así que cuando sus tocaores se bajaron del coche y pegaron el primer paso hondo, sabiendo que todos conocían su espíritu caritativo, al Pali no se le ocurrió otra cosa que exclamar: «Pa que veas si soy buena gente que hoy me he traido de guitarristas a dos aparcacoches».”
“Como bailaor, Cafelito no medró, claro. Así que se metió a representante y le organizó varios festivales al Pali. Pero nunca le pagó. Así que Paco decidió atacarle. Aprovechando que la radio había ido a retransmitir en directo la presentación de uno de sus discos en la discoteca Hollyday, dijo El Pali: «Estas sevillanas se las quiero dedicar a Cafelito, que acaba de morirse el pobre». Al día siguiente, la gente mandó hasta coronas de flores a la casa del representante. Pero la cosa no quedó ahí. Cafelito se esperó una semana para ir en busca del Pali a su casa. Como el Trovador era diabético, siempre tenía las puertas abiertas para que le entrara el fresco y aliviara sus calores, lo que permitía que su perra, Triana, entrara y saliera a su antojo. Cafelito aprovechó esa circunstancia y se metió hasta la cocina. Al oír ruido, El Pali gritó: «¿Quién anda ahí?». Y Cafelito se vengó: «Un muerto que viene a cagarse en los tuyos».”
“Fue a un partido de la Balompédica Linense con el Betis para hacer el saque de honor y no se le ocurrió otra cosa que agacharse para besar el balón. Luego no se podía levantar. Demasiadas carnes para tanta faena. Rafael Gordillo le echó mano para ayudarle y El Pali, mientras a duras penas recuperaba la figura, le dijo: «Me podiais haber puesto un balón de Nivea».”
El caso es que una vez unos cachondos le quisieron gastar una broma y en vez de echarle aceite, rociaron una fuente de papas con brillantina del pelo. El Pali cogió el tenedor y le metió mano al manjar hasta que dejó la loza como una patena. Entonces uno de los bromistas, asustado, le dijo: «Pali, ¿no te has dado cuenta de que esas papas tenían brillantina?». Y él, sin inmutarse, contestó: «¿No me voy a dar cuenta? Desde el primer bocao. Lo que pasa es que yo una fuente de papas aliñás no la perdono por ná del mundo».
Otra de las cosas de arte que hacía El Pali era aparentar que tenía contratos cuando no lo había llamado nadie. En la Feria de Sevilla, esta estrategia le resultó muy rentable. El truco era sencillo. Iba paseando con sus dos guitarristas por el real y, nada más pisar el albero, uno salía de la lona: «Pali, entra y tómate algo, hombre». El Pali se ponía hasta las cejas de comer y, de repente, uno le pedía que cantara una sevillana. Entonces él, muy serio, respondía: «Hombre, yo por ustedes lo que haga falta, pero los guitarristas vienen los muchados esta noche a trabajar, que tenemos un contrato en una caseta, y no entienden de estas cosas. Dadle algo a los muchachos y no hay problema». Evidentemente, todo el mundo tragaba. Manolín Berraquero era el que recogía. En una caseta mil duros, en la otra quinientos... Al final de la noche, El Pali juntaba a los tres y decía: «¿Cuánto hemos sacao? Ea, po a tanto ca uno». Y encima ciegos para casa.
“Al Pali no le gustaba que la gente hiciera ruido mientras estaba cantando. Le daba mucha importancia a sus letras y consideraba una falta de respeto que no las escucharan. Y eso le trajo algunos problemas. En Los Palacios, por ejemplo, lo contrataron para la caseta del Partido Comunista. Esa noche lo presentaba el conde de las Natillas, un personaje de los del 77 que se juntaba con el marqués de las Cabriolas y que trabajaba en el obrador de pasteles de La Campana. El Pali se enfadó porque allí nadie se callaba y acabó perdiendo los papeles: «Yo me cago en los muertos del Partido Comunista». Empezaron a lloverle vasos y platos, así que el conde de las Natillas salió al escenario a pedir calma. Pero la cosa fue incluso a peor, así que el presentador se dejó de pasteleos: «Ea, pues yo también me cago en los muertos del Partido Comunista».
Esto no tenía nada que ver con su ideología, que era muy conservadora. En realidad El Pali repartía para todas partes. En otra ocasión, en un pueblo de Huelva con motivo de las fiestas patronales, empezaron a sonar las campanas de la iglesia mientras él estaba cantando. La gente dejó de escucharle. Y él, que era católico cerrado, no se pudo aguantar: «Esta sevillana se la voy a dedicar al hijo del cura”
Tres debilidades confesadas, por decirlo asi, tenia El Pali: El Betis, que para él era una religión, llegando a comentar que era doblemente bético por serlo y ser también diabético; La Semana Santa y en especial la Hermandad del Baratillo; y por supuesto, la buena mesa, comía por tres y era habitual verlo dando buena cuenta a alguna que otra bandeja de petiss por las inmediaciones de la pastelería Nova-Roma para abrir boca.
video de anecdota de Melado y El Pali.
Y ya para finalizar comparto una frase que leí y que decía algo así: “Más que cantaor de sevillanas, habría que decir que fue el Último Gran Trovador de Sevilla.”
El autor de frases como: “menos misiles y más pavías” ya hace décadas que se fue...y como el cantaba:
“Ay Sevilla de mi alma
Que lo vas perdiendo todo “
¡Gracias!, mañana vuelo a Sevilla después de muchos años.
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