Nos encontramos en los años anteriores a la celebración de la Exposición del 29, Sevilla está “patas arriba”, en estos momentos era muy difícil encontrar un artista de calado disponible, concretamente los maestros escultores solían estar ataviados en algún proyecto. A tan sólo unos metros de la Plaza Virgen de los Reyes, luchaba por hacerse realidad otro encargo, hecho a Manuel Delgado Brackembury, nos referimos a la Fuente de Hispalis de la Puerta de Jerez, que se había quedado un poco rezagado respecto a este que nos ocupa. En una Sevilla habida de proyectos que remozaran su imagen, con recursos limitados, había una disputa sin cuartel por hacerse con una porción de los presupuestos disponibles. En este ambiente el escultor que rezumaba tanta sevillanía como el que más: José Lafita Díaz (1887-1945) fue el designado para consumar esta Fuente- Farola, que configura junto a su entorno una de las estampas más típicas y bellas de la capital andaluza.
Para el diseño de dicha fuente, Lafita se inspiró en el Triunfo de la Virgen del Patrocino. Contó con la ayuda de Fernando Marmolejo para la ejecución del remate superior.
El conjunto arquitectónico se inauguró en enero de 1930.
El carácter monumental que preside esta zona motivan que estemos ante uno de los puntos más transitados de la ciudad. Este aspecto sea quizás el detonante de las muchas reformas sufridas, procurando siempre exponer una imagen ideal, como ejemplo destacaremos entre las últimas acaecidas l reposición del pavimento o más recientemente la inserción de grandes maceteros para delimitar el tráfico de automóviles.
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