Esta construcción de entera
inspiración musulmana, no constituye una de las obras más bonitas de la ciudad,
ni siquiera entraría en el itinerario rápido de un visitante de la ciudad,
ahora bien estos jardines tiene un encanto absorbente y nos trasporta a las
maravillas de los cuentos de las mil y una noche. Hoy en día no hay distancias
largas, los medios de transporte se encargan de ello, pero en 1171 no había
distancias pequeñas, por eso el califa Abu Ya Qub Yusuf eligió estos solares, a las
afueras de la ciudad, en la parte exterior de las murallas de Sevilla,
entonces
Isbilya, apartados del Real Alcázar, donde se ejercían las labores centrales
del gobierno y de la mezquita árabe, entonces en ciernes, donde hoy se extiende
la Catedral. Para elegir dicha ubicación se atendió principalmente al
abastecimiento del agua, los musulmanes no se embarcaban en una obra si no
podían dotarla de agua corriente, lo que constituía todo un hallazgo hace más
de ochocientos años. Así pues en esta zona se ubicaba un terreno húmedo, bañado
por el río Tagarete, donde se originaba una gran laguna, significado árabe de
Al-Buayra, ya en tiempos del reinado de
Al-Mutamid. Por eso posteriormente y aprovechando la proximidad
de los caños de Carmona, y la posibilidad de construir una alberca que serviría
por una parte de riego para la jardinería y huerta y por otra de remojo en las
temperaturas del estío y recreo de la Corte. Miles
de olivos,
traídos del aljarafe sevillano, viñas, frutales y palmeras entre
muchas otras plantas formaban los jardines de la Buharia.
Si bien debemos al
califa Abu Ya Qub Yusuf su preferencia por esta ciudad,
nombrándola capital del reino y acometiendo multitud de puentes y edificios muy
representativos, también es destacable Ahmad Ben Baso, arquitecto musulmán nacido en
la Sevilla del siglo XII que llegó a denominarse en la época almohade,el arquitecto del todo, y es que todas las
obras de Isbilia se sometían en mayor o menor medida a su supervisión. A este
arquitecto se debe otorgar la autoría de La Giralda, por lo menos en su primera
fase, antes de que se paralizaran provisionalmente las obras de esta torre, seguidamente construyó en esa zona Los Palacios de la
Buhaira, por lo tanto este edificio y la famosa y representativa Giralda son
hermanos y coetáneos.
Con la reconquista cristiana se inició
un periodo caótico para este edificio, y gran parte de los jardines fueron
incendiados y la amenaza de ruina fue ganando relevancia a lo largo de los años
y hasta el siglo XVI no se reforestó dicho espacio. Poco más de cuarenta años han
trascurrido hasta que las autoridades no se percataron de lo que tenían ante
sus ojos, declarándolo así Monumento Histórico Artístico y preservándolo de
posibles expolios urbanísticos. Hoy en día es un centro cívico y la obra ha pasado a
considerarse bien de interés cultural.
El conjunto, formado por las ruinas del antiguo Palacio
de la Buhaira, la Alberca, la Puerta de San Agustín, calle Nueva… fue vendido a
Catalina de Ribera, siendo de esta época la conocida como Huerta del Rey, cuyos
cultivos se mantuvieron hasta el siglo XX.
Ante la necesidad de apertura de la avenida
que lleva su nombre para comunicar dos grandes arterias de comunicación de la
ciudad, Eduardo dato y Ramón y Cajal, quedó dividida en dos la parcela original,
estableciéndose los jardines en dos partes. Aunque resulte ridículo creo que se
debe reseñar el hecho de que El Excelentísimo Ayuntamiento de Sevilla no
encuentre la forma de confeccionar el acerado, de la parte de la avenida que
separa los jardines, de forma que aguante sin desquebrajarse más de tres semanas seguidas. Las señoras con
tacones tienen que andar con cuidado para no hacerse esguinces, los ciclistas
prefieren ir por la calzada que llevar sus bicis andando por el acerado, los
usuarios de sillas de ruedas vamos esquivando los baches y las madres con
coches de bebe tiene que ir a dos ruedas. Yo llevo seis años en esta ciudad y
he visto parches en el acerado de todos los modelos. Dentro de mi ignorancia
arquitectónica digo yo que más dificultad encerrará mantener La Giralda que
este acerado.
Este palacio de verano fue un sitio idílico para los
reyes árabes, la gran alberca era para el rey poeta una gran piscina porticada,
y la muralla que hoy vemos con dos portones que dan a la calle Portacoeli,
constituía el acceso a este espacio de recreo.
Por último decir que esta muralla ha
sido fruto de una ardua labor de restauración, la recuperación del deteriorado
ladrillo y la aparición y remozado de las pequeñas almenas que se proliferan
por la fachada. Unos azulejos nos recuerdan que en la obra “Rinconete y
Cortadillo” Cervantes menciona estos jardines.
bonito, bonito este blog.
ResponderEliminarPerdón por la demora, para contestar. He estado algún tiempo ausente y he dejado eeste blog un poco apartado hasta ahora.Gracias, gracias
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