fachadas del edificio: (de izquierda a derecha) calle Viriato, calle Los Viejos y calle Amparo |
El cupo de treinta pobres pasó a la historia y se amplió notoriamente, sin embargo se siguieron reglas restrictivas para ser admitido en este hospital: era necesario tener cumplidos los 60 años, ser natural de Sevilla persona honrada y pobre vergonzante. La admisión la hacían los miembros de la Hermandad individual y alternativamente, pero en igualdad de circunstancias, eran preferidos los parientes de los hermanos. Los estatutos firmados por Alfonso XII exigen que para formar parte de esta hermandad, el anciano mayor de sesenta años debe ser de Sevilla o de Triana, ser hijo de legítimo matrimonio, tener sangre limpia o ser sacerdote. Y es que algunos venerables preferirían vivir aquí sus últimos días y no en el hospital de los Venerables, mucho más exclusivo para ellos. La vida en este hospital era placentera e incluso se tiene constancia que en su interior se celebró algún que otro entierro.
En su avidez por encontrar recursos, se encargó a los sacerdotes de esta hermandad una nueva ocupación. De muy antiguo existía la costumbre de usar la orca por las autoridades a los que infringían la ley, así en el campo de Tablada e incluso en las vigas de la cercana Ermita de San Sebastián se asistía a un dantesco espectáculo de cuerpos putrefactos suspendidos en cuerdas, alimento de perros, cuervos, alimañas y demás carroñeros. Esta dehesa próxima a Sevilla impresionó de tal forma al caritativo racionero (racionero: encargado de establecer las raciones, el presupuesto con el que se contaba en una organización concreta) de la Catedral de Sevilla, don Pedro Martínez, a su paso por allí, que estableció una renta regular a la hermandad de los viejos para que el sábado siguiente a día de los Difuntos, se adecentara el lugar y se trasladaran los cuerpos a Cripta o Bóveda de la desaparecida Iglesia de San Miguel, dándoles honrosa sepultura. También se utilizó este cementerio para dar cabida a los numerosísimos fallecidos de la peste. Estos terrenos coinciden actualmente con lo que hoy es el Prado de San Sebastián, por lo que cuando paseamos por allí, a no muchos metros de profundidad reposan los cuerpos de miles de individuos de otra época.
en http://www.artesacro.org/conocersevilla. Así estaba el patio central |
patio central en la actualidad |
Tanto reglamento para entrar en él y en las medianías del siglo XX, en el ocaso del edificio que lució en su esplendor como el primer geriátrico europeo bastaba una cantidad de dinero para conformar el ingreso en él. Ese fue el origen de la presencia de sus últimas inquilinas, 14 viejas solteras o viudas, que se repartían los quehaceres diarios de una vida muy austera, sencilla y creyente, que se reducía a una habitación, una comida al día, un huevo duro por las noches, y un contador de luz para corresponsabilizar el consumo de este suministro. Este ha sido el final del hospital más antiguo de Sevilla, seguramente el más inhóspito, donde el silencio era el único ruido que uno apreciaba y donde sus moradores morían, como vivían: Solos.
El expolio y el vandalismo redujo el edificio a su estructura y si no fue derribado hay que agradecérselo a la mediación de la hermandad de la Divina Pastora.
Actualmente se ha rehabilitado, de esta forma el edificio recupera parte de su primitivo uso ya que se ha convertido en un centro de día donde las personas mayores pueden encontrar actividades acordes a su edad.
Una parte de la construcción será sede de la hermandad, concretamente la parte que se concentra en la calle Amparo.
Para terminar, a continuación se adjunta un artículo publicado por el Diario de Sevilla el Miércoles, 12 de agosto de 2015, que describe bien a las claras los pormenores de las obras de restauración y habilitación del lugar.
Las obras para convertir el antiguo Hospital de Viejos en un Centro de Estancia Diurna de Mayores de la Junta no se han atenido a la licencia que en su día concedió la Gerencia de Urbanismo. Gracias a una denuncia vecinal y tras una inspección realizada sobre el terreno por los técnicos de la Sección Técnica de Disciplina se ha comprobado que los trabajos han supuesto la alteración de la fachada de un edificio que, según la licencia concedida por el Ayuntamiento, tiene un nivel de protección B, es decir que se considera como de gran valor arquitectónico y se estima necesario conservar los elementos definitorios de su estructura, como, es precisamente, la fachada.
Sin embargo, las obras realizadas por la Junta no han respetado este aspecto. De hecho, los técnicos de Urbanismo han detectado la apertura en la fachada de nuevas ventanas e, incluso, puertas. En concreto, según un informe municipal al que ha tenido acceso este periódico se "comprueban" una "serie de desajustes con respecto a la licencia concedida": en la fachada que da a la calle Viriato "se han ejecutado dos nuevos huecos de ventana, así como modificado las dimensiones de uno de los originales"; además, por la calle Viejos se ha "abierto una puerta de acceso a un cuarto de contadores" y en la esquina de esta vía con la calle Amparo "se ha realizado la apertura de una nueva puerta de acceso". El informe añade que esta puerta, según manifestó el encargado de la obra a los inspectores, "se ha realizado por encargo de la Hermandad de la Divina Pastora", institución que comparte el Hospital de Viejos con el Centro Diurno. Eso sí, el documento no deja duda de que el promotor de la obra es la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía, por lo que sería la responsable de estas alteraciones. Por cierto, que según pudo comprobar este diario sobre el terreno, esta puerta es de hierro, propia de una nave industrial o un garaje, y no está a la altura de un inmueble histórico como el Hospital de Viejos.
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