Aquí se reunían los caballeros veinticuatro y demás cargos consistoriales. |
Situémonos en la España del siglo XVI, El Imperio reinado Felipe II era caldo de cultivo de continuados abusos de poder, y quienes tenían potestad para gobernar no perseguían la justicia precisamente, sino más bien solían atender a criterios arbitrarios que repercutían en su propio beneficio. Por Sevilla pasaba toda la riqueza que provenía de América, consecuentemente había adoptado un papel primordial en el poder imperial, y los desmanes administrativos eran mayores aquí. Las quejas al Rey de los sevillanos eran habituales. Como anécdota que ilustra este desaguisado basta decir que en el muro de la Puerta Osario un anónimo rótulo rezaba así en la edad media: “Esta es la ciudad del desorden y del mal gobierno".
Por lo tanto La Corte estimó tomar medidas. Se intentó recopilar todas las leyes, ordenanzas y disposiciones, que se habían llevado a cabo desde la Reconquista. Una vez recogidas, fueron publicadas por el Cabildo en 1527. En otras palabras, por primera vez se creo una especie de jurisprudencia que normalizara los acuerdos legales a adoptar. Entre otros muchos aspectos se recogían rigurosamente las funciones de los distintos cargos que integraban la institución municipal. Sobre todos los cargos del cabildo destacaba el de Asistente, era nombrado por el propio Rey, y representaba sus ojos en toda la impartición de la justicia y administración de la Ciudad, este cargo, que no podía ser vecino de Sevilla (de esta forma se evitaban posibles conflictos de intereses) llegó a acumular una tremenda influencia y poder. A continuación se situaba el Alguacil Mayor, también elegido por el Rey y tampoco podía ser de Sevilla. Tenía la facultad de nombrar a veinte súbitos, los llamados “alguaciles a caballo” que eran su brazo ejecutor ya que llevaban a la práctica los acuerdos tomado por El Cabildo. La custodia de las llaves y del pendón de la ciudad eran cosa suya. Inmediatamente debajo nos encontrábamos a los cuatro Alcaldes Mayores, posteriormente fueron ocho y desempeñaban funciones judiciales y administrativas. También eran dispuestos por mandato real y tenían que ser letrados, también se complementaban con alcaldes ordinarios versados en pleitos civiles. Un escalón más abajo estaban los regidores, que tomaron el nombre de "caballeros veinticuatro" (para entendernos, estos eran como los concejales actuales del Ayuntamiento) por ser el número de personas que ostentaban este cargo originariamente, aunque a lo largo de su existencia sufriera modificaciones, siendo más o menos de este número, sin por ello cambiar su denominación. Su campo de actuación era muy amplio, podían implicarse en los impuestos, o aspectos más concretos de la vida sevillana como el funcionamiento de la prisión, del mercado…Como obligaciones figuraba el obligado acto de presencia en las reuniones del Cabildo, y la constancia de haber sido hidalgos. Las crecientes necesidades económicas de la Corona, provocaron que durante el siglo XVII estos cargos se pudieran comprar, como si de simples licencias se trataran, por 8.500 ducados se podía optar a los beneficios, prestigio e influencia que implicaban estos cargos.
procesión de los veinticuatro |
Aquí no terminaban los puestos, inmediatamente después estaban los jurados, que eran elegidos por cada collación. Sus competencias se asemejaban a las de los veinticuatro, aunque estos cargos finalmente eran ocupados por la nobleza. De entre ellos se designaban al Alcaide los Reales Alcázares y al Alcalde de la Hermandad, organización que consistía en una especie de policía rural.
También encontrábamos dos Mayordomos, funcionarios puramente administrativos, seis Fieles Ejecutores, encargados del cumplimiento de los acuerdos y, se complementaban finalmente con un gran número de funcionarios de bajo rango, que en la práctica eran los que más trabajaban.
A pesar de esta colección de cargos, la justicia en Sevilla distó mucho de ser modélica, y continuó siendo arbitraria en muchas ocasiones.
Toda esta jerarquía de cargos en la vida sevillana del siglo de oro, resulta interesante en tanto y cuando muchos personajes importantes de la ciudad, ilustres sevillanos, desempeñaron estos puestos. Don Miguel de Mañara, Don Pedro Pumarejo, Nicolás Monardes (famoso médico del siglo XVII), Luis de Carranza… son ejemplos de ello.
Hola, existen ejemplos de los desmanes de los caballeros 24?
ResponderEliminarPerdón por la demora, para contestar. He estado algún tiempo ausente y he dejado eeste blog un poco apartado hasta ahora.Pues seguro que si, ya que fue una época y una institución, por así decirlo, llena de desmanes y abusos. Perro concretamente ahora no se decirte una obra donde se ilustren estos. Lo investigaré y te diré algo por aquí mismo,¿vale? o a lo mejor ya lo has indagado tu y me puedes facilitar este dato.Espero tu respuesta.
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