Transcurría el 206 a.c. el general Escipión, había conseguido derrotar a los cartagineses en Ilipa (actual Alcalá del Río), y estos tuvieron que huir con lo puesto hacia Gadir (Cadiz), antes de ser totalmente dirimidos y expulsados de la Península Ibérica, tras sucesivas derrotas. El antiguo nombre de la ciudad «Spalis» deja paso a Hispalis .
Se daba comienzo a la Sevilla Romana, hasta el siglo V, con la definitiva caída de Roma que Sevilla fue tomada por los Vándalos, como así se les llamó a estos guerreros germanos, que se extendieron por toda Europa y conquistaron Hispania desde La Galia. Sobre estos dos primeros siglos a.C. la documentación es escasa y poco se puede decir de esta época. Simplemente se sabe que tras su victoria los romanos para afianzar el territorio conquistado dejan en la Península un ejército representativo, y fundan o forman la primera ciudad romana en el seno de Hispania: Itálica. Publio Cornelio Escipión el Africano asentó a los soldados heridos en una ciudad turdetana preexistente -cuyo nombre original se desconoce-, en la zona alta del Aljarafe. El texto de Apiano de Alejandría en el que esto se relata, permite deducir que la procedencia de dichos soldados era fundamentalmente de la península itálica, esto es, de unidades auxiliares itálicas, y de ahí el nombre elegido por Escipión. El general y sus colaboradores más cercanos, desconfiaban de Híspalis por su carácter violento e ingobernable y deciden crear otra en un lugar muy próximo, se constituye así una segunda ciudad, colindante con la urbe que ya existía, habitada por unos ”salvajes” turdetanos (ver la anterior entrada sobre Hércules, donde se explica como hace suyos a este pueblo salvaje). Sin proponérselo quizás estemos ante la primera ciudad dormitorio, ya que en un principio se concebía como un lugar de recogimiento para sus habitantes, romanos en su mayoría, después de trabajar y comerciar en la urbe. Se dice de Hispalis que era una ciudad burguesa, mientras que Itálica era aristócrata. Sin embargo, rápidamente esta localización se extiende y destaca por ser un atrayente centro de comercio para la minería de Huelva, el Imperio romano se abastece de grandes cantidades de plata, cobre y hierro. Por su ubicación Itálica constituye el nexo de unión, la puerta a Lusitania (territorio comprendido entre el Duero y el Guadiana, con capital en Augusta Emerita (actual Mérida), incluyendo aproximadamente lo que hoy es Extremadura, Portugal (salvo la región entre el Miño y el Duero), casi toda la provincia de Salamanca, parte de la provincia de Zamora, el territorio occidental de la provincia de Ávila (incluyendo su capital) y el occidente de la provincia de Toledo ,hasta zona de Talavera de la Reina). 
Cuenta la historia que Julio César estuvo en Sevilla entre los años 68 y 65 a.C., cuando era cuestor —magistrado de la antigua Roma— de la provincia. En esta época, acometió algunas restauraciones como las principales murallas y sus torreones, reemplazando la antigua empalizada.Ya en el 43 a.C. todo esto fue tomado por un Julio César emperador, que cambiaría la denominación de Hispania por “Iulia Romuela” o “Romula” llamó Iulia por su nombre y Rómula, por la Roma chica.
Quedaba así constituida esta colonia romana junto a la lujosa Itálica, donde sus habitantes llegaron a ser ciudadanos romanos de pleno derecho. Debido al asesinato de César, en el año 44 a. C., sería Marco Antonio quien iniciaría en Hispalis las reformas propias de su nueva condición de colonia. La ciudad vio aumentada su población con colonos procedentes del ejército, de la sociedad civil romana y de algunos conventos de las inmediaciones que ya habían sido romanizados. 
Itálica tiene el honor de contar entre sus habitantes al primer emperador romano que no había nacido en la Península Itálica fue natural de estas tierras: Marco Ulpio Trajano (53-117 d.C.), a este le sucedió tras su muerte su heredero, no es que fuera un vástago suyo ya que no tuvo descendencia, a ello contribuyó sus apetencias sexuales hacia el género masculino. El familiar más próximo era su sobrino Publio Elio Adriano (76-138 d.C.), quien seguramente orquestó la muerte de su tío, junto a la conyugue de este, Plotina, quien aunque siempre fue respetada por su marido mantuvo relaciones extramatrimoniales con un joven Adriano. De cualquier forma, estamos ante dos grandes emperadores y la historia así lo constata. Sobre todo Trajano, que bajo su mandato Roma llego a su mayor extensión, se trata de un gran guerrero y estratega que superó algunos escollos que el mismo Julio Cesar y en otros casos el propio Alejandro Magno no pudieron vencer. Aunque Trajano pasara a la historia como hacedor en su reinado de grandes obras públicas, y es que en esta labor tuvo mucho que ver la coexistencia de Apodoro, su fiel arquitecto que con su trabajo hizo factible lo imposible. No es menos cierto que Hispania y particularmente Hispalis e Itálica no recogieron frutos en este aspecto y eso que tanto su nacimiento, infancia y adolescencia, habían transcurrido en Itálica e incluso en su juventud estuvo en Hispania al frente de una legión como legatus, bajo las órdenes del emperador Domiciano. En cambio, en el haber de su sobrino Adriano podemos destacar que realizó las reformas de Itálica, dejando la imagen que tenemos de ella si visitamos Santiponce a escasos 11 kilómetros de Sevilla, y contemplamos sus ruinas podemos hacernos una idea de la Itálica de Adriano.
La relación entre este emperador e Itálica está más que documentada, existiendo total unanimidad al reconocer el transcurso de su infancia en esta ciudad romana de Hispania. Ahora bien, sobre su nacimiento los estudios muestran dudas. Como no hay dos sin tres, la terna de emperadores romanos que habría habitado Itálica se completa con Flavio Teodosio (347-395 d.C) investido como emperador el 19 de enero de 379,siendo el último emperador en gobernar todo el mundo romano. Después de su muerte, las dos partes del Imperio se separaron definitivamente. Nació en Hispania, en Cauca (actual Coca) o en Itálica o sus alrededores, pero la hipótesis del nacimiento de Teodosio en Cauca es bastante difícil de aceptar como válida, por qué desde su nacimiento y hasta final del siglo XIX se consideró que la zona entre Itálica e Hispalis fue el lugar de nacimiento del último emperador romano.
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Continuará
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