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IMAGEN DEL LIBRO LA COOP. ALGODONOERA |
La entrada principal a la factoría estaba presidia por una estatua sedente de algo más de dos metros, que esta efigie intimidaba al que se adentraba en la fábrica, al mismo tiempo que clarificaba el nombre de la empresa que se visitaba: la cooperativa Algodonera de la Virgen de los Reyes. Al parecer esta estatua está protegida en alguna nave del polígono Factory, según aseguran los vecinos de la zona que fueron testigos de cómo la empresa constructora que desmanteló la fábrica, procedía a su custodia. Ahora se puede visionar una pequeña virgen que parece recordarnos que todo aquel complejo vino a menos hasta ser objeto de la piqueta, en nuestros días.
A principios de los sesenta el franquismo se propuso entre sus primordiales objetivos en el ámbito de la política económica la autosuficiente en todos los sectores productivos mediante la eliminación progresiva de las importaciones y su sustitución por producciones nacionales. En esta línea puso su foco de atención en la balanza comercial del país, detectando que la primera partida que encabezaba el déficit comercial era la fibra de algodón. Este era un sector fundamental dentro de la industria nacional, instaba hacer algo y el Ministerio de Agricultura diseñó una estrategia dirigida hacia el autoabastecimiento concretada en la creación de un marco institucional intervencionista, a imagen y semejanza de la política económica general, que otorgara al Estado los mecanismos precisos para el fomento del cultivo algodonero.
Cierto era que el precio del algodón a finales de la década de los cincuenta había disfrutado de una senda alcista, que había provocado un mayor cultivo de este producto y las empresas que hasta los sesenta disfrutaban de las concesiones, habían visto como se incrementaba su partida de beneficios, pero esto no se había traducido en el autoabastecimiento que se perseguía, así que en 1962 se cambiaron las normas del juego y se dejó entrar a nuevos agentes en la industria algodonera. Se puso fin al mundo ideal del mercado sin competencia, que hasta entonces habían disfrutado los titulares de las concesiones. Se permitió el acceso a las cooperativas de agricultores y las nuevas empresas desmotadoras. Los agricultores apostaron por utilizar el modelo cooperativo para internarse en el proceso agroindustrial del algodón y participar en los beneficios, hasta ese momento existentes, beneficios del desmotado y comercialización de fibra, ya que no era posible disociar agricultura y primera industria transformadora. Y la cosecha iba destinada a esas cooperativas en función de su capacidad, por ello era conveniente que ostentaran un gran tamaño.
La cooperativa Agrícola Algodonera Nuestra Señora de los Reyes de Sevilla, se pone en marcha el 20 de enero de 1962 (anticipándose a la publicación del decreto, en un claro intento de situarse en una posición ventajosa en el desarrollo de la campaña del 62-63) en una reunión acontecida en los locales de la organización sindical sevillana y presidida por Eduardo León y Manjón (futuro presidente de la cooperativa) y en la que actuó de secretario Antonio Arenas Fernández (secretario provincial de la Obra Sindical de Cooperación -OSC-). En dicha reunión se acuerda constituir la cooperativa, aprobar los estatutos y facultar a su presidente a que inicie los trámites pertinentes.
Entre 1962 y 1964 se asigna al consumado arquitecto hispalense: Aurelio Gómez Millán, el diseño de esta fábrica se materializó en dos fases constructivas sucesivas, concretándose así la factoría de algodón más grande de Europa.
Esta factoría ha sido la principal precursora de que en 1971 se hiciera realidad el desarrollo del ala este de Sevilla. Se construía así, el Parque Alcosa, una barriada contigua al complejo industrial ya en funcionamiento.
Para financiarse las cooperativas recurrieron a préstamos con la banca privada, avalados por las Juntas Rectoras, los grandes propietarios asumen gran relevancia al ser los únicos que están en condiciones de avalar las fuertes cantidades de dinero necesarias a préstamos con instituciones oficiales como el Instituto Nacional de Colonización y el Servicio Nacional de Crédito Agrícola. En este aspecto toma mucha relevancia en el campo operativo D. Ildefonso Marañón Lavín, que fue uno de los fundadores del Banco de Andalucía, y en 1933 regaló los terrenos para el Aeropuerto de Sevilla y donde se asienta este complejo industrial, estamos ante un gran benefactor de Sevilla, de hecho en el Parque Alcosa da nombre a una de sus avenidas.
La inversión acometida en 1962 por el conjunto de las cooperativas se eleva a 147 millones de pesetas, cantidad que representa un esfuerzo considerable. La partida más importante estaba destinada a la maquinaria, que es de importación en todos los casos, bien de la casa norteamericana Murray o de la inglesa Platt. La adquisición de maquinaria de importación está justificada porque se hacía preciso contar con instalaciones modernas de altos rendimientos productivos para competir en el mercado abierto recién estrenado (recordemos que la oferta ya no se reparte entre empresas que disfrutaran previamente de una concesión). En la manipulación del algodón hay que tener en cuenta que son prioritarios los tiempos de recogida de la cosecha, ya que es preciso que las lluvias no hayan empezado y una vez recogido el producto, se precisa desmotar a gran velocidad para evitar daños en la fibra con el consiguiente descenso de calidad de la fibra y, por tanto, del precio en el mercado.
Al respecto el tren de desmotado, marca Murray de la Cooperativa Virgen de los Reyes supuso una significativa inversión total de más de 55 millones de pesetas de la época.
Transcurrieron algunos años, pero ciertamente el negocio del algodón en España no terminó de despegar, pues siempre precisó protección institucional y cuando los costes del algodón empezaban a hacer no rentable la industria comenzó una estrategia dirigida a defender al algodón mediante el mantenimiento de la percepción de ayudas públicas.
Por otra parte, las cooperativas que vieron crecer su disposición de algodón bruto entre 1962 y 1969, como la de Ntra. Sra. de los Reyes, necesitaron ampliar las instalaciones. La cooperativa de Sevilla, en 1964, instala un nuevo tren desmotador de marca Murray, junto a este tren se habilita una nueva fábrica de extracción de aceite a partir de las semillas. La ampliación acometida supuso una inversión de 27.500.000 pesetas en la sección de desmotado y más de 71 millones de pesetas en la nueva fábrica. La obtención del aceite, suponía un extra añadido en la cooperativa, y es que una vez que se disponía de la cosecha del girasol para proceder a su manipulación y proceder a su desmontado por la que se obtuviera la fibra, se podía seguir manipulando las semillas separadas y obtener el aceite de girasol.
La algodonera tenía una plantilla de 167 trabajadores entre los que había muchas mujeres. Pero mayor activo e incidencia en la sociedad eran los 10.000 cooperativistas que llegaron a formar parte de esta cooperativa agrícola algodonera, conocida como COSE. Fue, además, la primera que introdujo el girasol y tuvo una fábrica de aceite, ya derribada.
A partir de 1970, la cooperativa ve como cada vez obtiene menos materia prima, su capacidad de desmotado que era uno de los factores que le garantizaba un flujo considerable de algodón deja de ser determinante ante la disminución del aforo algodonero entrado en las cooperativas. La menor protección estatal al cultivo determinó la reducción drástica del área sembrada, que se reflejó en una caída, amortiguada un poco por las nuevas técnicas de regadío, que insuflaban de mayor rentabilidad al producto cultivado. El algodón tenía intervenidos sus precios en el abastecimiento a las cooperativas a unos niveles tan bajos que dejaba de ser rentable para los agricultores si no recibían proteccionismo estatal. Por un lado, la lucha de precios en la que se entró por el algodón bruto, cada vez más escaso, y, por otro lado, que la fibra se encontrara con precios máximos en el mercado interior y en competencia con la fibra de importación salía perjudicada. Ambos factores conjugados redujeron notablemente los márgenes de beneficios de las cooperativas. Además, en el caso concreto de la algodonera sevillana, sufrió graves problemas de contaminación en un entorno que comenzaba a urbanizarse.
Por todo ello, la Algodonera de la Virgen de los Reyes que en una época dio trabajo prácticamente a todas las familias que se vinieron a vivir en los setenta al Parque Alcosa se vio avocada a la quiebra a comienzos de los años 80. Se iniciará, entonces, un proceso judicial de venta de bienes que irá aumentando la agonía del complejo industrial, que cae en el abandono.
En 2007 iba a convertirse en una promoción inmobiliaria. Todo se paralizó por la crisis económica. La promotora Solurban Inversiones, hoy desaparecida, había comprado por 72 millones los suelos. Actualmente la Gerencia de Urbanismo y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Sevilla ha admitido a trámite el proyecto de urbanización de los suelos de la antigua Algodonera Virgen de los Reyes de Alcosa donde se proyecta una inversión de 65 millones de euros para la construcción de 919 viviendas, grandes parques y zonas ajardinadas, y nuevos equipamientos para el barrio. Esta actuación, que tendrá un gran impacto sobre el empleo y la actividad económica, mantiene la protección tanto de la fachada y los torreones que constituían el frente y la imagen de la antigua fábrica como de las tres edificaciones principales que pasarán a ser equipamientos públicos.
Fuentes consultadas
pdf-dialnet: Dialnet-Las cooperativas algodoneras durante el franquismo- Francisco Javier Fernández Roca
Articulo del Diario de Sevilla-La Algodonera, una milla de oro entre Sevilla Este y Alcosa
Historia de la Algodonera, plataforma...algodonerasevilla@gmail.com
Aportes para una historia de la banArtca en Andalucía. Ildefonso Marañón Lavín
Artículo del diario ABC de Sevilla: Los suelos de la antigua Algodonera Virgen de los Reyes de Alcosa albergarán 919 viviendas
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