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“El Ayuntamiento no tienen otro problema más importante que buscarle un nombre al aeropuerto de Sevilla, cuando acaben sus obras de ampliación en 2021, después de este infeliz año veinte. Ampliación que veremos a ver para qué sirve, con la crisis turística global que hay y con el recorte de vuelos por parte de todas las compañías.”
Al parecer el nombre de Velázquez es el favorito para este “despropósito” que puede poner de relevancia el desconocimiento de la causa del nombre, que actualmente disfruta esta instalación, y que seguramente guarda más relación con el lugar en cuestión que el afamado pintor sevillano.
En 1872 nació Ildefonso Marañón Lavín y murió en 1948; vivía en Reyes Católicos nº 2, Sevilla. Diputado conservador en 1914.
D. Ildefonso Marañón cede los terrenos del antiguo Cortijo de San Pablo, para la construcción del nuevo aeropuerto de Sevilla, y en agradecimiento a este gesto lleva el aeropuerto el nombre de estas extensiones de campo: San Pablo. Hasta la década de 1930, los terrenos donde hoy se ubica el Aeropuerto de San Pablo de Sevilla eran un cortijo que fue el que le dio nombre al este complejo.
Ildefonso Marañón Lavín que ejercía por esta época un puesto de concejal del Ayuntamiento, además de ser un gran terrateniente, decidió ceder gran parte de sus posesiones a precios simbólicos, naciendo así el Aeropuerto de San Pablo y es que para este benefactor sevillano empezaba a ser acuciante que esta ciudad dispusiera de unas instalaciones adecuadas para tal fin. Hasta ese momento, el lugar de la ciudad destinado a esta función era el aeródromo de Tablada , situado al sur en las afueras del municipio.
El 16 de abril de 1930 se inaugura, con la presencia del Rey Alfonso XIII, la línea de dirigibles Colón Transaérea en la finca sevillana Hernán Cebolla, cedida por el mítico torero y escritor Ignacio Sánchez Mejías, da curso oficial al proyecto de la empresa germana de dirigibles Graff Zeppelin, procediéndose a inaugurar este nuevo lugar con la llegada de los 18 primeros pasajeros provenientes de Alemania, pero el proyecto de aeropuerto terminal no duró mucho tiempo, por problemas económicos de la concesionaria, y en noviembre de 1932 el Ayuntamiento firma un acuerdo con Zeppelin para construir una estación de anclaje en Tablada.
Sus primeras instalaciones eran muy básicas y la inauguración del aeropuerto de San Pablo se produce el 11 de julio de 1933.
En la actualidad sigue vivo en los terrenos del aeropuerto ese pasado agrario heredado del Cortijo San Pablo, dándose el cultivo del trigo, algodón y habas, aunque en otra época también ha habido guisantes y girasol. Se podría afirmar que este aeropuerto tiene interés en llevar a cabo el mantenimiento y la limpieza de los terrenos que rodean su campo de vuelo de una manera natural, sostenible, relativamente barata y muy efectiva. Así desde hace más de 20 años, la siembra conforma un curioso tapiz, con el que cada día se asegura el despegue y aterrizaje de más de 120 aviones.
"En el Aeropuerto de San Pablo recurren a una metáfora para explicar estos aerohuertos: «Aquí la seguridad operativa también se cultiva». La fórmula es un contrato con una sociedad agrícola que mantiene y limpia los terrenos que rodean el campo de vuelo, los explota y comercializa la producción que esa actividad genera. La labor de esa sociedad agrícola se encamina a eliminar los objetos de riesgo que pueda haber en la zona, evitar el crecimiento de las malas hierbas –y de los pastos susceptibles de arder– y contribuir al allanamiento progresivo del terreno."
Vamos a señalar algunos hitos que ayudan a conformar la historia de este aeropuerto casi novenario.
En 1929, se realiza el primer vuelo Madrid-Sevilla y, en 1930, se prolonga hasta Canarias, echándose mano del aeródromo de Tablada que se abre a la navegación y al tráfico aéreo, determinándose que habría de dejar de prestar dicho servicio tan pronto estuviese construido el aeropuerto proyectado. En febrero de 1931, la línea Berlín-Barcelona llega hasta Sevilla. En diciembre de 1933, la compañía LAPE inaugura la línea Sevilla-Canarias.
Durante la Guerra Civil, el flamante aeropuerto de Sevilla sería punto de llegada de las tropas africanas, y a esos vuelos se unieron muy pronto los de la compañía Iberia entre las líneas Tetuán-Sevilla-Vitoria, Sevilla-Salamanca y Sevilla-Larache-Las Palmas. Por aquel entonces, un billete de ida y vuelta a Tetuán costaba 225 pesetas, y a Las Palmas, 1.080.
Esa circunstancia supuso el pistoletazo de salida a un importante proceso de crecimiento, que daría lugar a la construcción de un aeropuerto con varias pistas en 1945 y al inicio, en 1957, de las obras para levantar un edificio terminal y una torre de control.
Desde entonces, las mejoras serían continuas, en septiembre de 1945, se inician las obras del aeropuerto transoceánico de Sevilla, construyéndose numerosas nuevas pistas de vuelo. Un año después, se clasifica como aduanero y se asfaltan y habilitan en mejores condiciones muchas de las pistas ya utilizadas. En 1948, se instala un gonio y se completa el balizamiento. En 1956, se amplía la pista 09-27, pasando la 18-36 a ser una calle de rodaje.
Aunque estas instalaciones eran objeto de un proceso continuo de mejoras, la transformación más ambiciosa se produciría tres décadas después, con vistas a la celebración de la Exposición Universal de 1992.
En paralelo al revulsivo que tal acontecimiento representaría para Sevilla, la recién nacida Aena inauguraba, el 31 de julio de 1991, un nuevo edificio terminal. También remodeló el antiguo, amplió la plataforma de estacionamiento de aeronaves, construyó una nueva torre de control y mejoró los accesos, con un presupuesto de 12.000 millones de pesetas.
El terminal que diseñara Rafael Moneo ha asistido en estas últimas décadas del nuevo milenio una auténtica transformación, propiciada por la propia reconversión del sector del transporte aéreo y de la forma de viajar de los ciudadanos. La cifra de pasajeros y operaciones se ha duplicado, en unas infraestructuras donde actualmente trabajan más de un centenar de empresas y 2.400 personas.
En términos generales, la gran etapa expansiva del aeropuerto de Sevilla arrancó con la primera década de este siglo. Esto ha requerido la ejecución de una serie de mejoras que permitieran responder al crecimiento de la demanda con garantías de calidad y eficiencia. Gracias a ello, el aeropuerto dispone hoy de capacidad operativa suficiente para atender el incremento del tráfico que pueda darse de aquí a 2025.
En el análisis de esa evolución, 2011 despunta como un año histórico, ya que el aeródromo registró su récord de pasajeros, al rozar los 4,6 millones de usuarios. Precisamente, el 25 de abril de ese mismo ejercicio se convirtió en la jornada con mayor afluencia de viajeros jamás vivida por el aeropuerto: se movieron por sus instalaciones 19.000 pasajeros.
Uno de los factores sobre los que se sustentó tal avance fue la puesta en servicio, a finales de 2010, de la base operativa de Ryanair, que se uniría a la que ya tenía Vueling desde 2007, otro año histórico. Las conexiones internacionales aumentaron de forma considerable, lamentablemente la pandemia ha supuesto un alto en el camino, aunque toca ser optimista y pensar que durante este parón estamos cogiendo carrerilla para reincorporarnos con un mayor impulso a la tendencia alcista que ya estaba asentada.
La captación de rutas internacionales, y de nuevas compañías aéreas, venía siendo una de las grandes apuestas del aeropuerto de Sevilla y de las instituciones locales. Además de optimizar y volver a asentar la oferta ya habida, esta estrategia contribuirá a atenuar el efecto que la negativa coyuntura económica está teniendo sobre el tráfico doméstico.
Que ciertas sus palabras y que logico su topico, buen blog!!
ResponderEliminargracias
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