martes, 20 de octubre de 2015

Calle Alcaiceria de la Loza



Actualmente los centros comerciales serían el equivalente de las alcaicerías islámicas, que se referían a barrios o espacios donde estaba permitida la venta de artículos al por mayor, en la práctica se mercadeaba con todo tipo de productos. Sin embargo los más relevantes, que llegaron incluso a adueñarse del término fueron los artículos relacionados con la seda. De esta forma en el siglo XII se levantó en Isbiliya, como se conocía por entonces a la ciudad, la Alcaicería mayor o de la seda tomando como epicentro la actual calle Hernando Colón, influenciado por los ánimos de los califas del momento empeñados en cambiar la fisonomía de la metrópolis con avenidas más anchas. 
No obstante en el siglo IX en la calle Alcaicería de la Loza ya existía una, un lugar dominado por mercaderes en cuyas fachadas articulaban sus tiendas, que se extendían por toda la serpenteante y angosta calle. Aunque antiguamente siempre hubo intenciones de ensanchar la desalineada vía que une las importantes zonas de la Alfalfa y el Salvador, la estrechez de la arteria ayudaba a luchar contra la intemperie, donde se comerciaba.
Azulejo recordando que este lugar se cita en "Rinconete y Cortadillo"
El término se relaciona con el emperador Justiniano que concedió el derecho al comercio de la seda a los pueblos árabes. Entre los árabes se llamaba qaysar al Cesar romano, tal palabra evolucionó hasta Al-qaysar y finalmente Alcaicería. 
Hasta el siglo XVII no se le añade la coletilla “de la loza”, en ello tuvo que ver los comercios que proliferaban por aquí, anteriormente recibió otros nombres: ollería, especieros, de los sederos, alcaicería baja, pero como se puede apreciar, siempre se ha relacionado con su carácter comercial.
La actividad comercial de esta calle alcanzó tanto nivel, que se optó por cerrarla durante la noche y dedicarle una vigilancia continua. Como curiosidad destaca el hecho de que en uno de sus arcos donde se habilitó una puerta para cerrar su acceso existía una capilla, donde además de venerar a la Virgen de los Dolores y al Cristo Crucificado hacía las veces de lo que hoy sería el Tanatorio ya que recibía a los muertos, de cuerpo presente, vecinos de la calle hasta su posterior entierro.
Fue en 1820  con el traslado de los mercados de abastos a la Plaza de la Encarnación cuando la zona sucumbe al deterioro económico, del que se ha ido recuperando y actualmente sigue gozando de un tránsito muy significativo.

En esta pequeña arteria coexisten una administración de loterías, la sombrerería Antonio García en su nº25, supermercado, camisería, tienda de
complementos... Destacan en el principio de la calle, el bar Europa, uno de los más antiguos de la ciudad y el restaurante Sal Gorda, uno de los más novedosos de la ciudad, no solo por el poco tiempo que lleva funcionando sino por el esmero en ofrecer algo diferente, su carta y una interesante selección de vinos habla por ellos. Este nuevo local se




ubica en el nº23, según Jaime Passolas en su libro “historia de las calles y plazas de Sevilla” aquí se situaba el prestigioso almacén de curtidos propiedad de Rafael Deu y Compañía. Pero según un 
en... http://facturasdesevilla.blogspot.com.es

albarán que he localizado el número donde se ubica es el 10. Seguramente la calle sufriría alguna re-numeración, ¿no?.



Hay que tener en cuenta que aunque
el establecimiento resulta muy reducido, posee dos plantas superiores y una terraza en un callejón de nombre Empecinado.



gazpacho de cereza


tataki de atún


steak- tartar de solomillo de ternera










coulant de chocolate

Vermouth de la tierra con gaseosa de naranja






















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