“Todo se queda entre nosotros”, esto es lo que debía pensar la nobleza sevillana, ya que si uno observa los árboles genealógicos los linajes se cruzan una y otra vez, como ejemplo de esto desgranemos un poco el marquesado de Yanduri.
Andrés Parladé y Sánchez de Quirós II Conde de Aguiar, decidió construir en 1880 una casa-palacio, como ya expusimos al detenernos en la Casa Guardiola. Fue su descendiente, el III Conde de Aguiar, el conocido pintor Andrés Parladé y Heredia, quien acondicionó el caserón. Sin embargo tenía diez hermanos, a los que seguramente, a juzgar por las localizaciones de algunas de sus viviendas posteriores, la zona de Sevilla donde transcurrió su infancia, lo que actualmente sería la plaza de la Puerta de Jerez, les marcó para siempre y prácticamente convirtieron aquel espacio en su coto privado.
Así por ejemplo, de los once hijos del Conde II de Aguiar algunos de sus casamientos fueron:
-Jenaro Parlade y Heredia casado con María Pickman y Gutierrez de Salas, Marquesa de Pickman.
- Jaime Parladé y Heredia casado con María Gross y Orueta (procedente de la acaudalada saga Gross de Málaga, que ostentaban un marquesado)
- Andrés Parladé y Heredia,Conde III de Aguiar, quien heredó el título nobiliario y la casa-palacio, matrimonió con María de Alvear y Gómez de la Cortina (perteneciente al linaje del conde de la Cortina) .
-José Parladé y Heredia casado con la sevillana María Dolores de Ybarra y Menchacatorre, de los Condes de Ybarra. Este matrimonio se dispone a vivir en la casa palacio que José Parladé manda construir hacia 1905 en la plaza de la Casa de la Contratación, anexa prácticamente al domicilio de su hermano Andrés.
- María Teresa Parladé y Heredia Casó en Sevilla el 26 de noviembre de 1893 con el bilbaino Pedro de Zubiría e Ybarra, I Marqués de Yanduri.
Justo en frente de la casa palacio de la familia de su conyuge, Don Pedro de Zubiria encarga construir otra casa-palacio. Así a comienzos del siglo XX adquiere los terrenos donde se asentaba la antigua casa de los Vicentelo, lo manda derruir y en su lugar levanta una suntuosa mansión de líneas francesas inspiradas en unos planos de un arquitecto francés, que por aquella época había guiado la construcción del hoy desaparecido palacio de los Duques de Montellano, en Madrid. Para llevar a cabo la labor se recurrió al consumado arquitecto Antonio Rey y Pozo, no obstante le sobrevino la muerte antes de finalizar el proyecto. El acaudalado esposo de María Teresa Parladé y Heredia no quería que su mansión desmereciera de la que estaba construyendo su cuñado un poco más allá en la plaza de la Casa de Contratación y por ello no dudó en contratar al mismo arquitecto de dicho edificio: Jacobo Galí y Gasseta. Además, cuenta la leyenda que quiso sorprender a su pareja, con la conexión de la construcción con el Alcázar a través de un apeadero que llega a la Huerta de la Alcoba, donde actualmente se encuentra el Jardín Inglés ya que a su mujer la unía una profunda amistad a la reina y este hallazgo permitía que ambas pudieran visitarse sin necesidad de salir al exterior.
Vistas del jardín Inglés del Alcázar |
Torre de la Alcoba, ubicada en el jardín Inglés del Alcázar |
Acceso desde los jardines al Alcázar |
El matrimonio ostentó el título de marqueses de Yanduri, por lo que este edificio se conocería a partir de entonces como la casa palacio de los marqueses de Yanduri. El marquesado no tuvo descendencia por lo que al fallecimiento de sus titulares todas sus pertenencias pasaron a formar parte de la fundación creada según las directrices testamentarias.
Estamos ante una joya arquitectónica con líneas clásicas y profundo gusto francés, que no da lugar a echar en falta a la antigua construcción que aquí se levantaba. En esta misma ubicación se erigía el palacete que mandó construir el cargador de las Indias, oriundo de Córcega, por eso esta edificación también se le conoció como la casa del corzo, Juan Antonio Vicentelo de Leca, señor de Cantillana, Villaverde y Brenes. Como curiosidad cabe resaltar la conjetura por la que se apunta que Cristóbal Colón a instancias de por el entonces Asistente de Sevilla, Juan de Silva y Ribera, residió aquí durante algunos meses a su vuelta de las Indias.
Tras la desamortización de Mendizabal aquí se instalaron las oficinas, almacenes y viviendas de la Intendencia Militar.
Aquí nació en 1898 el poeta, Premio Nobel, Vicente Aleixandre. Este era hijo de una familia acomodada, que residían en el palacete de los Vicentelo de Leca. El padre de la familia trabajaba en la capital andaluza como ingeniero de ferrocarriles. En la sublevación militar que ocasionó la Guerra Civil (1936-1939), el poeta se adhiere a la causa de la República. Pero cuando acabó la guerra no se exilió a pesar de sus ideas. Durante la dictadura franquista escribió y publicó muchos libros de poemas, impartió conferencias y participó en recitales poéticos.
Quiso el destino que en el mismo sitio que había venido al mundo el famoso escritor de ideas contrarias al régimen fuera ocupado por el General Franco, durante su primera estancia en la ciudad tras el 18 de julio de
1936. Este inmueble además sería requisado para Cuartel General, a ello contribuyó que sus dueños habían fallecido unos años antes. Finalmente se contempló la devolución a la Fundación, constituida por disposición testamentaria de su propietaria, a que los marqueses de Yanduri no dejaron descendencia.
Poco podía imaginarse el general Franco, que mientras impartía órdenes a sus subalternos en algunas estancias del extenso Palacio, uno de los muchos anarquistas que habían sido operarios del Muelle y que habían huido, escondido o desaparecido, permanecía oculto en algún lugar del edificio. Bajo la protección e implicación de su amigo íntimo, el mayordomo de los Marqueses de Yanduri que aún se localizaba en la mansión estuvo a pocos metros del caudillo durante cerca de 20 días. Durante este transcurso de tiempo los familiares del desaparecido sin tener noticia alguna de su paradero, llegaron a preguntarle al empleado de hogar del palacio, guiados por la cercana relación que mantenía con el fugado, a lo que este les contestaba con evasivas del tipo: “ya aparecerá”.
(Este pasaje no se encuentra publicado en ningún medio, por lo que no se puede cotejar, la información que se detalla la he obtenido de la fuente directa de los sucesores que vivieron los acontecimientos)
Años después de constituirse en este palacio el cuartel General del bando vencedor de la Guerra Civil, la Fundación Yanduri (con el objetivo de mantener vivo el legado de los marqueses en actividades benéficas y sociales para la ciudad) cedió este inmueble a las Hijas de la Caridad que establecieron aquí su residencia, así como un colegio de niñas regentado por las religiosas del socorro, y un obrador de ropa blanca. Estos fueron los únicos signos visibles de la Fundación y a finales de los setenta cerró sus puertas, pasando este afrancesado edificio al olvido y proliferándose en actos vandálicos.
Se especuló en los ochenta en reutilizarlo como sede parlamentaria de la Junta, pero este proyecto no fraguó. Fue en 1988 cuando el Banco Santander decide instalar su sede bancaria en este lugar. La intención era ofrecer un edificio bonito, digno y carismático al público con motivo de 1992 y todo lo que este año iba a suponer a Sevilla. En un principio destinaron cerca de 30 millones de pesetas para el remozamiento de las instalaciones, se trataba de transformar el antiguo palacio, reformado a su vez en aulas para la docencia, en sede bancaria. El estado que mostraba era mucho peor que el que se pudiera presumir, el abandono, dejadez, lluvia y vandalismo durante diez años habían dejado a la suntuosa mansión en un estado caótico. La partida económica presupuestada inicialmente para la adecuación del edificio se quedó corta. Finalmente el palacio de los marqueses de Yanduri volvió a abrir sus puertas.
vistas del patio del palacio de los Yanduri |
Por último decir que junto a la casa de las Sirenas, en la Alameda de Hércules, y a la casa Rosa, antigua Villa Eugenia, podemos hablar de las únicas construcciones sevillanas con un marcado acento francés. Aunque los azulejos y el patio principal de la casa palacio que nos ocupa rezuman sevillanía.
Muy buena narración del Palacio. Lo desconocía.
ResponderEliminarPerdón por la demora, para contestar. He estado algún tiempo ausente y he dejado eeste blog un poco apartado hasta ahora. GRACIAS
EliminarLas pertenencias fueron a la fundación, mientras que el título pasó a nuestro abuelo Luis de Zubiría y Urizar
EliminarGracias.
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