jueves, 23 de septiembre de 2021

Plaza San Lorenzo y calle Eslava


Al hablar de la calle Eslava, necesariamente nos lleva a tratar de la Torre fachada dela iglesia San Lorenzo que encontramos en esta calzada e igualmente nos encontramos con la famosa y sevillana Plaza de San Lorenzo que toma su nombre del propio templo que aquí se ubica.

Nos detenemos en la calle Eslava que queda comprendida entre la Plaza de San Lorenzo y la unión de las calles Alcoy, Hernán Cortés y Santa Clara, pertenece al casco antiguo de la ciudad. Es una corta calle en la que destaca la Torre-fachada de la iglesia de San Lorenzo y un cuidado retablo cerámico dedicado a la la Virgen de la Soledad. En la acera de enfrente destaca el establecimiento de hostelería y restauración durante más de tres décadas Espacio Eslava.   

    
El nombre de esta vía esta dedicado a la figura de don Hilarión Eslava, Maestro de Capilla de la Catedral de Sevilla en el siglo XIX, y autor del famoso Miserere que se interpreta cada año en la víspera de la Semana Santa hispalense. 

http://www.retabloceramico.net/

La Hermandad de San Lorenzo fue quien promovió en 1944 la instalación del retablo se representa a la Virgen de la Soledad, recurriendo al pintor ceramista Alfonso Córdoba Romero y bendecido el día 27 de febrero de dicho año. El retablo se encuentra coronado por una hermosa cornisa de cerámica y se complementa con dos faroles de cerrajería artística realizadas por el cerrajero José Rodríguez. 

En el siglo XV se levanta la torre-fachada, visible desde todos los ángulos del exterior del templo. Es de planta rectangular y se encuentra situada a los pies de la iglesia; conserva el estilo mudéjar de su primera época, aunque muestra como remate un cuerpo de campanas añadido posterior del año 1757.


La calle empieza o termina según se deambule por ella en la archiconocida
Plaza de San Lorenzo. En este espacio nos encontramos con 

Azulejo homenaje en la Plaza de San Lorenzo num 6 , en reconocimiento a su vida artistica




*La Iglesia de San Lorenzo

que es una de las históricas veinticinco parroquias intramuros de la ciudad fundadas por Fernando III de Castilla
, originariamente  fue de estilo mudéjar se construyó en el s. XIV, sufriendo en el s. XVII una amplia transformación que modificó su estructura primitiva y original. Esta iglesia ha sido constantemente remozada, así aparte de la profunda reforma sufrida en el siglo XVII que propicia que abandone su estilo mudéjar, durante los siglos XVIII y XIX, nuevas obras le infundieron su aspecto actual.
El templo tiene una portada gótica cegada con una torre del s. XV y posee un campanario barroco del siglo XVII, como ya expusimos antes.
También resalta en su interior la faceta artística del templo. En este aspecto hay que subrayar que en fechas recientes los frescos de la capilla sacramental, joyas del barroco firmadas por Domingo Martínez, Francisco Perez de Pineda…
Mención aparte merece el retablo que en su día comenzara Martínez Montañés y terminaran los hermanos Ribas, así como otras importantes obras de relevantes autores, como la propia Capilla Mayor y el Sagrario Manifestador, cuya autoría se asigna a Diego Lopez Bueno o un San Lorenzo con los ángeles de Federico de Ribas entre otras. 




Actualmente esta iglesia es sede de las Hermandades de El Dulce Nombre y de La Soledad, alojadas en capillas situadas a los pies del templo.

*La Basílica del Gran Poder, construida en 1965,  se edificó como lugar en el que acoger y dar cabida a la gran devoción que desde siglos atrás había profesado el pueblo de Sevilla a la imagen del Señor de Juan de Mesa, desde los comienzos del siglo XX la Hermandad del Gran Poder tenía la necesidad de crecer y dar cabida a los fieles que, especialmente cada viernes del año, querían venerar a su Señor. Finalmente en 1958 los hermanos deciden comprar el edificio de la Jefatura de Obras Públicas, solar en el que se ubicaría el nuevo Templo. Incorporado el solar al patrimonio de la Hermandad por tres millones y medio de pesetas y siendo Hermano Mayor Miguel Lasso de la Vega y Marañón, en 1960 se inició el proyecto de edificación. Un proceso que se demoró por las dificultades económicas por las que hubo de pasar la Hermandad hasta poder concluir su anhelo en 1965. El proyecto de arquitectura fue realizado por los reconocidos arquitectos sevillanos Alberto Balbontín Orta y Antonio Delgado Roig.


*Y presidiendo la plaza desde el 2005 el Monumento a Juan de Mesa, obra de Sebastián Santos Calero, homenajea al inigualable autor del Jesús del Gran Poder, que aguarda en su Basílica unos metros más allá.
Este precoz discípulo de Montañés nos dejó en su corta vida una talla que para muchos entendidos sólo pudo hacerse con la ayuda de Dios. Bien está que Sevilla exponga un monumento a este artista sevillano tan adelantado que vivió y murió en la pobreza. Para saber más de sus sentimientos, vida y andanzas es recomendable la obra escrita por Fernando Carrasco Moreno, “El hombre que esculpió a Dios”  y llevada al teatro, concretamente se suele representar todos los años en el teatro Tágora de Sevilla (por lo menos así fue antes del covid en el 2020).


La referencia a las distintas cofradías, congregaciones y hermandades que han prestado su idiosincrasia y su esencia a este trozo de Sevilla es un capítulo fundamental. “Pero si la devoción del Gran Poder extralimita los límites parroquiales, la hermandad de la Soledad adopta el rol de la cofradía del barrio. «La hermandad había llegado a San Lorenzo en 1868 a raíz del derribo de San Miguel pero no se estabiliza hasta después de la primera década del siglo XX»”, reproduciendo las palabras del investigador Ramón Cañizares.
Creo que no me equivoco al decir que el momento álgido de esta plaza, cuando más sentimiento se destila, coincide todas las “Madrugás” de la Semana Santa sevillana, siempre que el tiempo y los virus lo permitan. En este lugar atestado de almas se escucha el silencio y los únicos sonidos que retumban en toda la Plaza son los pasos del “Paso”, el piar de los pájaros con los primeros rayos de luz de la mañana y el ruido hueco del portón de la Basílica, al cerrarse cuando el Señor de Sevilla vuelve a su casa.

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