jueves, 29 de diciembre de 2016

Calle Lineros




 
Esta vía de corto recorrido que enlaza la calle Córdoba que nos traslada a la plaza del Salvador con la calle Puente y Pellón que desemboca en la remozada plaza de la Encarnación es ahora peatonal y su estructura nos lleva a la Sevilla medieval, una sucesión de encontradas calzadas que conforman un casco histórico de agradable paseo y carismático devenir. Su enclave propiciaba un desmesurado tráfico donde los carruajes pasaban continuamente por esta travesía, fundamentalmente durante el siglo XIX.



Después de la reconquista cristiana esta calzada se llamó junto con la actual Puente y Pellón calle Dados. Fue a partir del siglo XVIII cuando ya se le conoce por Lineros. Estamos en un espacio de Sevilla donde los diferentes gremios se agrupaban por zonas y daban nombre a las calles, a pocos metros de aquí estaban los alcauceros, los carpinteros, los pasteleros, los que comerciaban con hierbas aromáticas y especies, que se agruparon en la calle Herbolarios, y un largo etc.. Por lo tanto esta denominación cabe buscarla en los comerciantes de lino que tenían sus negocios aquí, incluso también se proliferaban hilanderas. Incluso se instaló un retablo dedicado a San Antonio Abad, patrón de los lineros, sin embargo las reformas acaecidas en el siglo XIX causaron su desaparición.


comercios de la calle Lineros


comercios de la calle Lineros

comercios de la calle Lineros
Imágenes del centenario bar:  El Comercio.


Imágenes del centenario bar:  El Comercio.

bar:  El Comercio.


bar:  El Comercio.

bar:  El Comercio.

 bar:  El Comercio.
 bar:  El Comercio.


 bar:  El Comercio.

Es anecdótico que por el subsuelo de esta céntrica calle discurriera una tubería antiguamente que abastecía de agua desde el Guadalquivir al resto de la ciudad.
Al igual que ocurría en su vecina calle Córdoba el comercio está arraigado a ambos lados de la calzada. Durante el siglo XIX ya se establecieron multitud de tiendas de calzado. La tradición se ha continuado y junto a tiendas de ropa de moda, joyería, cafeterías, etc., recaba el interés del viandante. Negocios a resaltar fueron el histórico centro comercial del Vilima, Casa Marciano, tienda de ultramarinos de obligada visita en fiestas navideñas, pero permanece desde 1904 el bar El Comercio, haciendo las delicias de los adictos a “los calentitos”.
Sin muchos elementos arquitectónicos que destacar, llama poderosamente la atención un edificio de uso comercial de cuatro plantas de altura más un mirador en la esquina, diseñado para la firma de tejidos Pedro Roldán, haciendo esquina con la plaza de Jesús de la Pasión de Sevilla
.

Una obra realizada según el proyecto de 1925 de José Espiau y Muñoz, uno de los grandes arquitectos sevillanos de principios del siglo XX, en él se mezclan la estética del gótico italiano, resultando una fachada enmarcada dentro del regionalismo sevillano.

Esta es la ficha del Catálogo de Protección del Ayuntamiento de Sevilla:
 
También despierta el interés del paseante un enorme caracol decorativo existente en la esquina con la calle Lagar, que parece haberse escapado y estar trepando por las paredes, un elemento vanguardista que impregna de originalidad esta costumbrista calle.
 

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