miércoles, 4 de julio de 2018

Calle Rioja






La memoria del clérigo y distinguido poeta Francisco de Rioja del siglo XVI y XVII se conserva desde 1845 con el nombre de esta calle sevillana.
La céntrica localización de esta calle, que conecta Sierpes con Tetuán alargándose hasta la plaza Magdalena, ha provocado que esta arteria de la ciudad siempre se haya caracterizado por un gran movimiento, acompañado de mucha vida. El desaparecido teatro San Fernando, bares, cafés, paradas de carruajes, atrayentes escaparates… han contribuido y contribuyen a ello.

También ha contado y sigue contando ,entre sus edificios con una Iglesia, concretamente la que pertenecía al denostado convento del Santo Ángel de los Carmelitas Descalzos, que durante el siglo XIX solía ser un punto de concentración de mendigos e indigentes, con el consiguiente malestar del vecindario. Un periódico de la época (El Porvenir, 14-X-1855) pública en este aspecto: “Más que recibir limosnas acuden como a una especie de tertulia. Allí se peinan las mujeres, los hombres se entretienen en cazar a pluma y a pelo todo lo que en el coto de su cuerpo se pone a tiro de uñas; allí los chiquillos corren, juegan, gritan y lloran...”
 
La biblioteca Infanta Elena, de titularidad estatal y gestionada por la Junta de Andalucía. Después de dos décadas estando entre los inmuebles de esta travesía se trasladó a la calle Alfonso XII y en 1999 se ubicó en el actual edificio, en la avenida de María Luisa, en el antiguo recinto de la Exposición Iberoamericana de 1929. Consta que sus primeros 15.000 volúmenes de los siglos XVIII y XIX donados por la Real Sociedad Económica de Amigos del País dieron el comienzo de este establecimiento cultural en la calle Rioja.

En su confluencia con Sierpes, se produce un pequeño ensanchamiento donde se ubica un kiosco. Esta era la antigua localización donde estaba instalada la Cruz de Cerrajería.
Destaca el edificio donde hoy vemos en sus bajos comerciales a una de las firmas de Inditex. Anteriormente está fue la localización de un gran café, exactamente entre 1945 y 1960. Contaba con todos los elementos distintivos de un local señorial. Desde camareros uniformados, a coquetos veladores y una escalera, todo muy ornamental, como de opereta. El Gran Britz era una cafetería de mucho renombre y donde se concentraba lo más selecto del ambiente Taurino, contando con la figura del genial Rafael el Gallo entre sus máximos exponentes. Sin dejar de lado este mundo se cuenta una anecdóta en la que se destaca que un día vino un toro a visitar el local, y es que en un desembarco se escapó y salió corriendo un morlaco hacia Reyes Catolicos , la Magdalena y Rioja. Al llegar a la esquina con este edificio, el animal se vio reflejado en los grandes ventanales del Café por lo que creyó estar ante otro de su especie y no dudo en envestirlo. De esta forma termino dentro del establecimiento donde fue abatido entre varios disparos de la policía. A modo de recuerdo, las lámparas que iluminaron este comercio hoy cuelgan del techo de la capilla de los marineros, en la Calle Pureza, dando luz a la bendita Fe de la Esperanza de Triana.
Este edificio se construyó entre 1915 y 1917, siendo obra de Aníbal González por encargo de Javier Sánchez-Dalp. Quizás estemos ante una de las obras más completas de las obras en ladrillo que hiciera el arquitecto sevillano. Es una obra contemporánea a la Plaza de España, por lo que en ella podemos encontrarnos algunos detalles que nos recuerdan esa obra maestra. La galería a modo de mirador es otra de las evidencias de que estamos ante un edificio de la serie Neorrenacentista de Aníbal González.
Fuente: el pasado de Sevilla.
Llama la atención una pequeña casa cuya fachada se compone de un balcón y balconcillo en tres plantas que no se corresponde con la arquitectura de las construcciones anexas, por ser la única vivienda que se ha salvado de la piqueta.
La Iglesia del Santo Angel fue construida originariamente a comienzos del siglo XVII bajo  la supervisión de Pedro Sánchez Falconete. En 1835, como toda gran parte de la propiedad eclesiástico pasó a manos estatales, y tras un periplo más o menos desafortunado vuelve a recabar en 1904 a los dominios de los los Carmelitas Descalzos, si bien en este momento el inmueble sólo conservaba la nave central del antiguo convento. Es por ello que se decide, trece años después, reconstruir si no en su totalidad, debido a las restricciones presupuestarias, sí la parte más funcional del templo. Se puso el proyecto bajo la dirección del arquitecto Aníbal González y Álvarez Osorio, quien hizo una remodelación completa, respetó los muros primitivos, pero modificó la distribución interior y recubrió la fachada de ladrillo que le daría un aspecto nuevo.




 
Posteriormente la Iglesia ha sido objeto de remodelaciones y ampliaciones de las que ha resultado la equivalente nave del evangelio.

Fuente: el pasado de Sevilla.
 Otro punto significativo de la calle es el comprendido en el actual comercio de los almacenes C&A. Precisamente en este solar se finalizó la construcción en 1847 del que sería el teatro más importante de Sevilla y de toda la provincia con un aforo, nada desdeñable de unas 3000 localidades. Recalando entre sus paredes durante más de un siglo lo más sonado del panorama artístico nacional. Anteriormente este espacio lo ocupaba el Hospital del Espíritu Santo, del que se aprovecharon las columnas sobre las que se extendía el teatro San Fernando. Era significativo el local anexo destinado a café-teatro.
Fuente. El pasado de Sevilla. Una joven Lola Flores frecuentando con sus fans a a entrada del teatro.


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