miércoles, 17 de febrero de 2016

Calle Cerrajería


Se trata de un calle corta y peatonal no excesivamente ancha, y comunica a la calle cuna con la de Sierpes. Siempre ha sido una arteria señorial. Cuando el albero era el único equipamiento de las calzadas de la época, en 1622 se empedró esta vía. Dos siglos más tarde es pionera en la técnica del pavimento con tacos de madera, sin embargo esta práctica no prolifera y se procede a
adoquinar la vía con piedras de granito de Gerena, una cantera próxima a la ciudad, que posteriormente se utilizarían en muchas calzadas de la urbe. Sólo por el detalle de estar siempre a la vanguardia a la hora de pavimentarla, se denota la importancia de la calle.
Originariamente se denominó arqueros, por el asentamiento en esta zona de estos soldados, posteriormente recibió el nombre de Freneros ya que este tipo de artesanos se ubicaban aquí, ubicación que terminó adoptándose por los cerrajeros, empezándose a conocer la calle hacia el siglo XVI como Cerrajería. Entre 1911 y 1938 se rotuló como Pi y Margall en homenaje al presidente de la I República, pero finalmente volvió a la denominación con la que ha llegado hasta nuestros días.
La Cruz más representativa de Sevilla se instaló en 1693, justo donde hoy se levanta un quiosco. El homenaje al gremio de los cerrajeros quedaba latente en este crucifijo de cerrajería. Muchas voces ven en los motivos de serpientes, amontonados por toda la figura, la explicación del nombre a la calle Sierpes. Aunque desde 1919 luce en la plaza Santa Cruz, nada tiene que ver la cruz que preside esa plaza desde que Juan Talavera la diseñara tal y como se muestra actualmente, con la plaza denominada como ella misma.
Como se muestra en el siguiente artículo publicado por ABC, no han faltado intentos por deshacer esta reubicación, sin embargo hasta la fecha de hoy no han fructificado.

Aquí se ubicaba la famosa cruz,en la confluencia de Cerrajería,Sierpes y Rioja


______________________________________Hemeroteca > 29/11/2001 >
La Cruz de la Cerrajería vuelve a Sierpes
SEVILLA. P. Ferrand/I. Campanario
La Cruz de la Cerrajería volverá a ocupar su lugar originario. Así lo confirmó ayer la delegada de Obras Públicas, la andalucista Isabel Guerra-Librero, mientras daba por finalizada la primera fase de las obras de la calle Sierpes, concluídas en un plazo menor del previsto.
La delegada anunció que una réplica de esta Cruz, que actualmente se encuentra en el barrio sevillano de Santa Cruz, tomará de nuevo el lugar que ocupó hasta mediados del siglo XIX, en la esquina de la calle Rioja frente a la calle Cerrajería. La idea, propuesta por los comerciantes de la calle, ha sido calificada de «excelente» por la delegada, por lo que se van a iniciar los trámites y gestiones oportunos para llevar a cabo la implantación de la réplica, que ocuparía el lugar en el que se ubica un kiosco de prensa. Guerra-Librero ha señalado a este respecto que «ya se han hecho algunas gestiones con los señores del kiosco».
La delegada cuenta en sus manos con un montaje que le han entregado los comerciantes en el que aparece el resultado de la réplica en el lugar en el que permaneció. La iniciativa de reconstruir esta imagen y editarla en postales para su divulgación ha corrido a cargo de Fernando de Artacho y Lloréns, amante de las leyendas y tradiciones sevillanas.
Algunos historiadores consideran que el verdadero nombre de la Cruz de la Cerrajería fue la Cruz de las Sierpes, basándose en los datos proporcionados por Alejandro Guichot y Sierra en su obra «El Cicerone de Sevilla». En ella aclara que existió una cruz de madera adosada a una casa de la calle Cerrajería, llamada Cruz de la Cerrajería, distinta a la de hierro forjado que se llamó de las Sierpes.
Esta bellísima cruz, toda ella de forja, fue realizada por Sebastián Conde en 1692 gracias a una suscripción popular llevada a cabo por vecinos de la calle Sierpes, quedando instalada en el cruce de esta misma calle con Cerrajería. Se doró en 1693 y allí permaneció hasta 1729, cuando la visita de la corte de Felipe V. Retirada y repuesta nuevamente en diversas ocasiones, la cruz más representativa de Sevilla dejó definitivamente su lugar originario en 1840, para pasar posteriormente al convento de las Mínimas y luego al Museo de Bellas Artes hasta que, en 1918, con motivo de las obras de remodelación de la Plaza de Santa Cruz, proyectadas por el arquitecto Juan Talavera, se traslada a este lugar, donde parece que encontró el sitio idóneo, convirtiéndose en una de las estampas más fotografiadas de Sevilla.
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La calle forma parte del itinerario de la célebre procesión de Corpus. Y a finales del siglo XIX incluso se instaló en Semana Santa justo donde confluye con Sierpes, un palquillo para controlar las entradas de las cofradías hacia La Catedral.


Fuente: leyendas de Sevilla
Esta calle también tiene otra relación directa con una de las calles del barrio Santa Cruz, concretamente con la calle Lope de Rueda, que hasta 1840 fue denominada como Barrabas. Y anteriormente se conocía por calle de los Melgarejo, por habitar aquí tan ilustre familia de la vida sevillana del siglo XVII.  Se dice que en la procesión del Corpus de 1627 Don Fernando Ortiz de Melgarejo, influyente caballero veinticuatro que estando casado con la también noble, doña Luisa Maldonado, siguió su afición a la buena vida sin reparar en los excesos. Contrajo una aventura fuera del matrimonio continuada en el tiempo con la también casada Doña Dorotea Sandoval. Esto ocurría con frecuencia, pero en lo que falló Melgarejo fue en exhibir su infidelidad a la vista de todos. Ya que ese año cuenta la leyenda que contempló la procesión desde uno de los balcones que confluyen en la calle Cerrajería con la de Cuna.
Balcón, donde los dos amantes se exhibieron.

 Este hecho llegó a los conocimientos de su esposa que envenenó a la amante de su marido. Don Fernando poseedor de un carácter violento y sin escrúpulos mandó matar a su cónyuge. Un año después se topó con el cornudo del marido de su querida y se batió en duelo con él que le dio muerte al parecer con la ayuda del criado mulato del consorte humillado. A colación de este suceso se extendió una coplilla en el populacho, que decía…
En la calle de Escarpín
mataron a Barrabás.
Si vives como él vivió
lo mismo que él morirás.

Fuente: leyendas de Sevilla. Casa de la familia Melgarejo

Aunque esta es la historia más extendida sobre este suceso, al parecer no es completamente veraz. A continuación me limito a transcribir un pasaje de los apuntes sevillanos recogido por la biblioteca universal, y firmado por Manuel Chavez:
 



Seguramente el edificio más significativo de la calle, obra de Espiau para la Exposicion del 29
Ahora aún se aprecia la dominación de los comercios en los bajos de los edificios, pero esto no ha sido una excepción, Álvarez Benavides ya escribió en el siglo XIX, “todas sus edificaciones están ocupadas por establecimientos fabriles o comerciales”. Mención especial merece la confitería Ochoa, una de las más antiguas de la ciudad junto a La Campana, que supo superar el incendio del 2001 que acabó con sus instalaciones.
 
Confitería Ochoa

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