martes, 19 de septiembre de 2017

Un coche circula a contramano por Tetuán desde hace un siglo.


 
 
Desde 1924 , hacia el número 9 de la calle Tetuán un mural publicitario de la desaparecida marca de coches Studebaker adorna la fachada de la concurrida arteria sevillana. Hoy es peatonal pero no hace mucho por aquí transitaban los vehículos, e incluso el tranvía, pero con una salvedad, o el tráfico estaba mal dispuesto o el automóvil que se anunciaba en este panel de azulejos iba a contramano, lo cierto es que nunca lo multaron.


Vicente Aceña, representante de la firma de automóviles americanos en Sevilla, encontró en un local céntrico de la ciudad algo parecido a un bar que funcionaba más bien como un club inglés y es que el café-bar  Sport era un establecimiento , de admisión restringida, cuyo propietario, José Guillén, conocido como Pepe el de el Sport, enfocó el negocio como un local de tertulia donde se daban cita algunos personajes de la vida social y económica sevillana de la época. Asiduos al local que mediaron para que se le concediera la Medalla del Trabajo. Esta especie de club inglés reunía todas las características para enclavar la publicidad de los vehículos que representaba Aceña e instó a José Guillen para instalar un mural del Studebaker, lo que nunca podría imaginar es que casi un siglo después siguiera exponiéndose esta publicidad.

Cabe señalar que este mural fue llevado a cabo por Enrique Orce Mármol y fabricado en el Taller de Viuda e Hijos de Ramos Rejano de Sevilla y, curiosamente en el mes de agosto de 1978 fue restaurado por el nieto del autor.
En 1969 la firma Studebaker cerró sus puertas y tan sólo unos años después le acompaño el café-bar sport.
 

Actualmente pertenece este local a la joyería Chico y la familia que regenta este negocio registraron desde los ochenta esta imagen, siendo el logotipo de sus facturas. Para ayudar a una mejor conservación de los azulejos que componen el mural han abogado por trasladar dicho panel a la fachada de su primer piso, consiguiendo así que no esté tan a mano de los transeúntes y que su conservación sea más óptima. Sin embargo la comisión del Patrimonio les deniegan el permiso.

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