miércoles, 7 de noviembre de 2018

Plaza de la Encarnación.

Seis setas gigantes dan cobijo a todo el antiguo solar próximo a la calle Regina resultante tras la demolición de los restos del antiguo mercado de la Encarnación, y se adentra en la Alfalfa en la otra parte de la plaza anteriormente urbanizada. En anteriores entradas ya hemos tratado el proyecto Metropol Parasol.
En este post nos centraremos en la plaza de la Encarnación, de la que ya hablaremos también cuando hagamos un poco de historia al tratar sobre la ubicación de las Setas, localizaciones que van de la mano.
Este espacio que se podría recoger bajo la denominación de Metropol ha sido objeto de ensanches planificados en el casco antiguo de Sevilla, especialmente los trabajos de derribo en 1810 del convento que aquí se levantaba dio paso a un espacio abierto en el que confluían  la calle Regina, un tramo de José Gestoso o la plaza de Don Pedro Ponce. Así en el callejero publicado en 1845 ya toma protagonismo esta plaza por si misma, tomando el nombre del antiguo cenobio convertido en escombros: plaza de la Encarnación.


El espacio de esta plaza desde ese momento es altamente reconocible hasta nuestros días, sólo es destacable en su morfología el derribo de un tercio del mercado, concretamente su sector meridional para dar accesibilidad directa entre la calle Laraña e Imagen, estos trabajos se englobaban dentro del proyecto del eje de comunicación entre La Campana y la cuesta de Osario. También son destacables, aunque no implicaban cambios estructurales en el entorno,  los trabajos de pavimentación, a los que sucedieron los de empedrado y más tarde los de embaldosado, adoquinado y cementación y finalmente , ya más recientemente en el siglo XX,  la construcción del acerado, que otorga a la plaza un aspecto más similar al actual. Unos jardines circulares, un mercado, un solar de aparcamientos… y unas «Setas» de madera han habitado sucesivamente en este espacio desde el siglo XVII, y aunque las Setas o el Parasol-Metropol recaben para sí la atención del visitante, no son los únicos elementos que demandan su protagonismo dentro de la Encarnación. 


En un lateral de la plaza se asienta la Iglesia de la Anunciación. Perteneciente a la Casa Profesa de la Compañía de Jesús, a la que ya dedicamos un post en este blog, es un templo de planta de cruz latina con crucero, de grandes dimensiones y altura, cuyas trazas iniciales fueron modificadas por Hernán Ruiz II, autor de su excelente portada manierista, a modo de retablo, situada a los pies. Este edificio se concluyó en 1579. En su interior destacan sublimes retablos, el que mayor relevancia ostenta es Retablo Mayor, donde se puede apreciar la mano de Antonio Mohedano o Juan de Roelas.

En los sótanos de  este lugar santo, accediendo por el edificio contiguo que forma la Universidad de Bellas Artes, y que fue pate del complejo de la Casa Profesa de los Jesuitas, encontramos el «Panteón de Sevillanos Ilustres», donde están enterrados personajes como Amador de los Ríos, los hermanos Valeriano y Gustavo Adolfo Bécquer o Alberto Lista. También es sede de la prestigiosa Hermandad de El Valle.

 En la fachada lateral de la iglesia de la Anunciación, llama la atención del visitante un gran retablo cerámico que representa al «Santísimo Cristo de la Buena Muerte» de la Hermandad de los Estudiantes, mostrándose el escudo de ésta en la base de la moldura de piedra exterior que rodea a la cerámica. Se realizó con motivo del vigésimo quinto aniversario de la Hermandad estudiantil, cuya sede fue la Anunciación desde su fundación hasta 1966. El retablo fue bendecido fue bendecida el 25 de octubre de 1953. Un equipo de arquitectos inspirados en una pintura de Antonio Kiernam Flores encargaron a Cerámica Santa Ana, el retablo proyectactado de dimesiones considerables, concretamente de 6 por 3 metros.

Presidiendo la plaza encontramos una fuente, a la que le otorgaremos mayor importancia si reparamos en que es la fuente pública más antigua de las muchas que contiene la capital hispalense. Originariamente se instaló en el interior del mercado de la Encarnación, y no solo tenía función ornamental, sino que abastecía de agua a los ciudadanos de la zona al llevar el agua procedente de los Caños de Carmona. En una de las caras de la pieza superior de la fuente queda grabada la fecha y el motivo de su creación: "REINANDO EL CATOLICO REI PHELIPE QUINTO NTRO SEÑOR ACORDÓ SEVILLA SE PUSIESE ESTA FUENTE Y EMPEDRASE ESTA PLAZA PARA BENEFISIO COMUN AÑO DE 1720."



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