lunes, 29 de enero de 2018

El agua de la nueva fábrica de Cruzcampo

La fábrica que fundaron en 1904 Tomás y Roberto Osborne ya forma parte de la ciudad casi tanto como la Giralda o la Torre del Oro.

A continuación relatamos una anécdota que seguramente muchos ya sabréis, y que ilustra el sentimiento sevillano hacia esta marca cervecera… “una mujer que, vestida de luto y con un cofre en las manos, se presentó en las instalaciones de la cervecera. Cuando el vigilante le preguntó por el motivo de su visita, ella le respondió que el último deseo de su marido fue que esparciera sus cenizas por la fábrica, y eso iba a hacer.”
La legendaria fábrica de Cruzcampo (comprada hace algún tiempo por Heineken) de Sevilla, situada en plena ciudad, fue trasladada a Torreblanca, Numerosos nostálgicos sevillanos, acostumbrados a la presencia de la fábrica mostraron su rechazo a éste traslado. A punto de jubilarse, el anterior presidente de Cruzcampo, Piero Perron, rogó por carta al alcalde de Sevilla que no recalificase los terrenos de su fábrica, ya que temía la más que predecible jugada de su sucesor para ganar unos cuantos millones.
Pero finalmente y como ya sabemos ya hace casi diez años que la nueva fábrica está en el paraje conocido como La Caridad-Cañada de Pero Mingo, dentro del término municipal de Sevilla y próximo a la barriada de Torreblanca y a los límites de los términos municipales de Alcalá de Guadaira y de San José de la Rinconada.
El motivo era obvio: los terrenos en los que se encontraba actualmente la fábrica valían una millonada, y aquellos en los que se mudaron, cerca de una cárcel y en un barrio marginal, eran mucho más baratos, y permitían realizar las ampliaciones pendientes.
No obstante ¿por qué se fueron a Torreblanca y no a otra localización más económica, aunque fuera más lejos?
La respuesta es la que me ha llevado a hacer este post, por lo curiosa que me pareció.
El motivo por el que terminó en Torreblanca, dentro del municipio de Sevilla se debe a que en este punto geográfico aún se recibe la misma agua que en la ciudad, asegurándose el mismo sabor del producto final. No es un motivo baladí, ¿verdad?.



 

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